Quién jamás hubiera pensado en hacer las maletas y salir en busca del desconocido? Todos sabemos que el mundo afuera tiene mucho más que ofrecer del que podemos imaginar, pero no es siempre que se encuentra el coraje para salir de la comodidad y de la seguridad de la vida cotidiana y aceptar el desafío.
¿Por qué no?
Una pregunta que en su simplicidad hace con que los problemas más complejos se conviertan en excusas sin sentido. La dificultad de encontrar una respuesta convincente a la pregunta, después de largas conversaciones en nuestra República Incasapas, era una señal de que estábamos listos, el momento solamente pudiera ser aquél. Éramos lo suficientemente maduros para decidir tomar un descanso de nuestras carreras y salir en busca de algo nuevo, que pudiera ampliar nuestra visión del mundo y inspirar nuestro camino adelante.
Con ese pensamiento, se sembró la semilla de la Expedición 4×1. Fue una idea que ha surgido como reflexiones de la universidad y se convirtió en una realidad inminente y emocionante.
Siempre hemos sido un grupo muy unido y realizamos la mayoría de nuestras actividades en conjunto, lo que hizo la mayor parte de las discusiones que teníamos generasen un deseo común de desarrollar un proyecto conjunto.
Viajar era un placer para todos nosotros y siempre lo hacíamos cuándo posible. En cada viaje, el deseo de descubrir y explorar lo que es diferente y inspirador en nuestro continente se hizo más latente.
Decidimos dejar el valor por defecto, temporalmente renunciar a nuestros trabajos e ir en busca de personas, paisajes y sabores que nos inspiran al largo de los más de 70 mil kilómetros que vamos viajar por las Américas.
No fue una decisión fácil, conciliar los deseos y las opiniones de los cinco, aún que estuvieran en línea nuestros pensamientos, era una tarea bastante complicada. Sin embargo, cuando se diseñó la Expedición 4×1 y nos encontramos con algo que realmente motiva, sacra el proyecto y nuestros sueños del papel era sólo cuestión de tiempo!